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Ansiedad Generalizada 2019-05-22T08:33:30+00:00

Ansiedad Generalizada

La ansiedad es un mecanismo de defensa, una reacción emocional de alerta ante una amenaza. Incluye factores cognitivos, fisiológicos y motores.

La Ansiedad Generalizada se caracteriza por una preocupación y ansiedad excesivas, persistentes y difíciles de controlar sobre cualquier evento del día a día sin motivo aparente para esta preocupación.

Las áreas más comunes suelen hacer referencia a circunstancias de la vida cotidiana como la familia, los amigos, el dinero, el trabajo, los estudios, el manejo de la casa y la salud.

La preocupación en estos casos es como una sucesión de pensamientos, sentimientos e imágenes con una carga de sufrimiento relativamente incontrolable, orientada hacia un peligro futuro. Hay una cierta relación entre las preocupaciones y la intolerancia a la incertidumbre.

Así, las personas que padecen este trastorno suelen estar constantemente preocupadas, y por lo general solo dejan un tema de preocupación ante la aparición de un nuevo tema de preocupación.

El individuo tiende a dar vueltas en su cabeza a estas cuestiones, resultándole muy difícil alcanzar una solución, llevar a cabo una actuación decisiva y vivir con relativa tranquilidad con las consecuencias.
Se preocupa por las posibilidades negativas, los errores y equivocaciones potenciales, los fracasos y dificultades reales e imaginarios. Es como si estuvieran petrificados ante la solución de problemas.

Edad de inicio:

Suele comenzar en la infancia y la adolescencia, aunque en algunos casos puede iniciarse después de los 20 años.

En niños y adolescentes, se aumenta la preocupación por su competencia o la calidad de su actuación en la escuela o los deportes, incluso cuando no son evaluados.

También pueden preocuparse por la puntualidad y los acontecimientos catastróficos, mostrándose conformistas, perfeccionistas, inseguros de sí mismos y buscando la continua aprobación y ser tranquilizados.

Los síntomas más frecuentes son:

Inquietud o impaciencia, fatigabilidad, dificultades de concentración, quedarse en blanco, irritabilidad, tensiones musculares y dificultades en el sueño.

Otros posibles síntomas: temblores, sacudidas, dolores o entumecimientos musculares, manos frías y húmedas, boca seca, sudoración, náusea o diarrea, polaquiuria, dificultad para tragar o nudo en la garganta y respuestas exageradas de sobresalto.