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Estrés Postraumático 2019-05-22T08:39:09+00:00

Estrés Postraumático (TEPT):

Este trastorno aparece cuando una persona ha sufrido, ha sido testigo o tiene conocimiento de que un suceso traumático le ha ocurrido a un familiar o amigo íntimo.

Cuando se es víctima o se ha presenciado una agresión física o una amenaza para la vida de uno mismo o de otra persona y hay una reacción emocional intensa de miedo, horror o indefensión puede dar lugar al Trastorno de Estrés Postraumático.

Estresores que pueden provocarlo: violaciones, guerra, huracanes, acoso sexual, agresión física, ser conocedor de una desgracia, amenaza con arma, accidente de tráfico, presenciar una agresión, abusos físicos en la infancia, etc.

El trastorno de estrés postraumático hace que se sienta estresado y con temor luego de pasado el peligro. Afecta su vida y la de las personas que le rodean.

Síntomas: las víctimas suelen revivir intensamente la agresión sufrida o la experiencia vivida en forma de pesadillas, imágenes y recuerdos constantes e involuntarios, evitan o se escapan de los lugares o situaciones asociados al hecho traumático e incluso rechazan pensar voluntariamente y dialogar con sus seres queridos sobre lo ocurrido. Tienen una respuesta de sobresalto exagerada, que se manifiesta en dificultades de concentración, irritabilidad y problemas para conciliar el sueño.

También pueden aparecer problemas como los flashbacks o la sensación de que el evento está sucediendo nuevamente, explosiones de ira, sentimientos de soledad, sentimientos de preocupación o tristeza. Incapacidad de recordar un aspecto importante del suceso traumático, disminución del interés en actividades previamente importantes, respuesta de sobresalto exagerada, comportamiento imprudente o autodestructivo y sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.

En las víctimas de un suceso intenso negativo, el grado de gravedad del trastorno de estrés postraumático es relativamente independiente del tipo de agresión sufrida, quizá porque la percepción de la amenaza es un mejor predictor de este cuadro clínico que la amenaza misma (Echeburúa y Corral).

Los síntomas pueden remitir o cronificarse dependiendo de la existencia de un trastorno psicopatológico previo, la percepción de control de los sucesos negativos, la intensidad y gravedad de los estresores, la presencia temprana de síntomas disociativos y el apoyo psicológico y social recibidos durante y después del trauma.

El trastorno de estrés postraumático le puede afectar a cualquiera, incluso niños.

Tratamiento: Intervención psicológica utilizando diferentes técnicas dependiendo de la personalidad del paciente, y a veces también farmacológica.

Unas de las técnicas más adecuadas en este tipo de trastorno son el Somatic Experiencing y el EMDR.

Una intervención adecuada puede evitar que el trauma se cronifique.

Estrés Postraumático en niños

Cuando un niño está sometido a experiencias amenazantes y peligrosas, ya sea para sí mismo o para otros, como la exposición a la muerte, una lesión grave, violencia sexual o física, desastres naturales (terremotos, huracanes, inundaciones), así como presenciar un asalto o crimen entre otros, puede aparecer el Trastorno de Estrés Postraumático.

Los niños sufren con pesadillas recurrentes vinculadas con el suceso traumático, o por el contrario puede que sea un sueño aterrador pero que no se pueda identificar su relación con el evento que lo provoca. Hay un malestar importante ante estímulos del medio que le recuerden el acontecimiento vivido, como pueden ser olores, ruidos, sonidos o sabores. El niño evita hablar sobre lo ocurrido, ir a actividades que le recuerden lo que pasó, incluso puede llegar a evitar personas.

Aparece el miedo, la culpa, la tristeza, la vergüenza o la confusión, su comportamiento se vuelve retraído y disminuye su interés o participación en actividades previamente placenteras. Muestra una respuesta de sobresalto exagerada como síntoma de su hipervigilancia. Hay problemas de concentración y puede tener arrebatos de furia que se expresa como agresión verbal o física contra personas u objetos.

Cuando son mayores de seis años, los niños pueden tener juegos repetitivos en los que se expresen temas o aspectos de la situación traumática.

Algunos niños presencian situaciones de violencia en su propio hogar, lo que es aterrorizante para ellos, pues quedan desamparados, desprotegidos, confusos y sin saber qué hacer.

En situaciones traumatizantes, como en casos en que un familiar es el blanco de la violencia, los niños pueden sentir que son un fracaso por no haber hecho algo para ayudar a la víctima.